Carla Valdés, una joven escritora asturiana de 32 años, acaba de cumplir el sueño de ver publicado su primer poemario, al que ha llamado “Florecer en la oscuridad” y que ha creado en forma de autoedición. Utilizando la prosa poética, su inspiración le llegó “en dos momentos muy importantes de mi vida”, según dice, al tiempo que explica que la obra “es un canto a la vivencia y adaptación con la enfermedad, a la par que descubro el amor puro, su expresión y grandeza”. Y añade que “con estos versos trato de representar de alguna forma el crecimiento desde la dificultad y el nacimiento de la belleza”.
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En su página web (www.florecerenlaoscuridad.com) Carla Valdés expone sus gustos y narra su experiencia personal: “Me gustan los libros complicados, aprender de cada uno de ellos. Me gusta el cine, las películas que al final me remuevan algo por dentro. También pienso que el mundo sin música sería un error. Me gusta viajar, perderme por los sitios más inimaginables, descubrir nuevas culturas. Me gusta las personas que no le temen a nada, que disfrutan cada momento y viven la vida al máximo. Los reencuentros imprevistos. Las tardes de risas y cervezas. El calor de un abrazo. Las sonrisas que contagian. Me gusta la soledad que regala la noche. El silencio al mirar las estrellas. El color del amanecer. El olor de las tormentas de verano. Los paseos por la playa, el ruido de las olas… Pero sobre todo me gusta escribir. Y hoy quiero regresar al punto de partida, donde comenzó todo. Al día en el que me enfrenté a mi primera hoja en blanco. En cómo sentí la necesidad de sacar lo que llevaba dentro y la calma que me transmitía. Era una vía de escape al mundo. Un mundo paralelo que sin darme cuenta había creado. Siempre sentí que escribiendo el peso del dolor se hacía más pequeño. Escribir me salvó y me sigue salvando. Me ha ayudado a buscar las respuestas cuando estaba perdida, a ordenar mis pensamientos y, lo más importante, a saber que iba a querer dedicarme a esto el resto de mi vida”.
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