Fuente: El Comercio
Se llama Miguel Laburu, tiene 73 años y es desde hace casi dos décadas vecino del barrio de Somió. Sin embargo, desde ayer, es el nuevo presidente de la asociación de vecinos “Severo Ochoa” de Pumarín. Releva a Esteban Calleja, que dejó el cargo por motivos personales. Laburu, de padre vasco y madre asturiana, está jubilado, trabajó como capitán de la marina mercante y fue empresario en Gijón con una consultora y en Costa Rica, regentando una firma dedicada a realizar proyectos de obra submarina. “Hay que mejoras las condiciones materiales y medioambientales del barrio”, asegura.
Laburu, explica, no tiene intención de estar muchos años en el cargo. Accedió a ser presidente de Pumarín a pesar de no ser vecino del barrio porque varios miembros de la junta directiva, a los que conoce, se lo pidieron “buscando su experiencia en la gestión”. “Buscamos poner todo esto en marcha, tras dos años de parón. Hacer gestión pura y dura para sacar la asociación adelante”, afirma. Su meta es encontrar pronto un relevo de alguien que viva en el barrio. Mientras, buscará “ser correa de transmisión entre los vecinos y las administraciones”. “Pumarín es un barrio olvidado y queremos mejoras urbanas, equipamientos sociales y otras muchas cosas que necesita la zona, eso mismo vamos a pedir a las administraciones”, asevera Laburu, que dice asumir el reto con ilusión.